El pequeño príncipe tomó el crochet …y ya no hubo vuelta atrás.

principe del crochet

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Muy buenos días –o tardes, o noches- a todos los queridos habitantes de mi Reino: ovejas, jirafas, abuelitas voladoras, bulbitos, príncipes y princesas… ah! y humanos, por su puesto. Se me estaban olvidando los humanos, jeje, así es que mejor lo haré de nuevo:


¡MUY BUENOS DÍAS –O TARDES, O NOCHES- A TODOS LOS QUERIDOS ANIMALITOS DE MI REINO!

¡¡¡Ahora sí, todos incluidos!!!

Seguro se estarán preguntando y pensando cosas como “quién es este loco, que ridículo, vaya manerita de saludar” está bien y es absolutamente normal, pues sucede que aún no me he presentado y será mejor que lo haga antes de que no me tomen en serio.

Mi nombre es Príncipe del Crochet, tengo más de mil puntos bajos y alguno que otro punto enano en mi cuerpo, soy el príncipe del Reino – ese es el nombre del lugar de donde vengo: Reino- y me encanta tejer. Tejo con palillos y también con crochet, pero como ya se estarán imaginando, mi especialidad es el crochet.

Nací hace algunos diluvios y según decía mi abuelita, salí de un huevo de la luna que fue incubado por una de las grandes jirafas. Es algo raro, sí. Pero al fin y al cabo ¿es algo, no? Tengo un origen como tú, pero siempre he creído que el origen pierde importancia cuando tenemos en cuenta hacia dónde vamos o en qué nos estamos convirtiendo.

Por ejemplo, pude haber sido incubado por una jirafa de las más altas, pero hasta el momento no me han salido manchas ni me ha crecido el cuello, así es que eso comprueba mi teoría: de dónde vengamos no importa, porque siempre prima hacia dónde vamos. Y lo más importante, al final no tenemos nada que ver con nuestro origen, como yo que no parezco jirafa.

Lo sé, lo sé… algunos humanos dicen que digo cosas raras, pero yo digo que ellos dicen cosas muy raras también.

Acaso es inteligente decir: “tejes como una abuela”, la verdad yo creo que no. Me parece algo bastante poco certero, pues aquí donde vivo hay abuelas que no tejen y más bien, se dedican a flotar por el aire como globos… y eso sí que es entretenido.

Y hablando de cosas entretenidas, quiero contarles que tengo un amigo que se llama Marcelo Javier, es curioso que tenga dos nombres, pero él es así: curioso… y también muy entretenido. Les hablo de él porque me ha ayudado a construir casi todo el reino y creo que sería injusto no contarles algo de él.

Dice que salió de un huevo de la oveja Salomé, ella es muy antigua y a veces se le olvidan las cosas, así es que por eso no recuerda ser la madre de Marcelo Javier, pero lo que sí recuerda es que siempre había puesto sus huevos sobre nidos que armaba en su propia lana, así es que por ese lado, podría ser cierto que Marcelo es hijo de Salomé.

Él también sabe tejer y dice que aprendió a tejer viendo videos en computadores, aquí esas cosas llamadas computadores no existen, pero en su mente sí, así es que deben ser muy útiles.

Marcelo Javier y yo somos grandes amigos, hemos vivido infinitas aventuras y como les dije recién, juntos hemos construido el Reino y juntos les hemos enseñado a tejer a cientos de animalitos.

Ahora, tengo que irme porque estoy escribiendo esta redacción sobre una tarde giratoria y creo que la muy graciosa anda con ganas de girar, porque se está oscureciendo todo y ya casi no veo. He sido muy breve, pero con lo que les he dicho ya están en condiciones de hacerse una idea de mí, de mi Reino y de Marcelo Javier.

Si quieren saber más de mí, de mis amigos o del Reino, sólo respondan esta carta pidiéndomelo: hay tantas cosas que quiero contarles… pero será para cuando pueda encontrarme una tarde estática que no tenga ganas de girar, o cuando venga la abuelita Gustava a visitarme y me ilumine todo. Ella brilla en la oscuridad.


ranita principe del crochet



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