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Muchos años atrás cuando era una niña veía constantemente a mi abuela y mi madre bordar. Ellas bordaban de forma tradicional, en dos hebras, sin nudos, sin reveses y con colores que siempre correspondían a la realidad y casi siempre eran servilletas o manteles. Realmente en mi niñez y adolescencia no me llamaba la atención este tipo de bordado y no las interrumpía mientras lo hacían, pero siempre estaba ahí, me gustaba estar presente, escuchando sus conversaciones y respirando esa tranquilidad que transmitían. ¡Nunca las escuche cuando me quisieron enseñar! Es más... Cuando me mandaban tareas en el colegio de bordado yo las comenzaba pero siempre me las terminaban haciendo ellas y me iba muy bien.
Los años pasaron y en mi adolescencia tuvimos como familia la oportunidad de recorrer gran parte de México, no solo el DF sino que infinidad de estados maravillosos, uno de esos fue el estado de Hidalgo donde se encuentra Tenango de Doria. Aquí desde que llegamos comencé a ver miles de fondos blancos bordados en llamativos colores, estos bordados me parecieron magníficos, estaban llenos de representaciones figuradas en coloridos hilos, recordándonos la existencia de una cultura que se resiste a olvidar sus raíces. Habían en ellos caballos, pájaros, venados, tulipanes, gallinas, entre otros elementos de la naturaleza que combinaban perfectamente. Todos eran hermosos, alegres y muy distintos a los bordados que conocía hasta el momento. Aprendí también en esta corta visita que las mujeres eran quienes se dedicaban a bordar para conservar su historia, tradiciones y de esta manera lograban una entrada económica.
Fue en este lugar en donde redescubrí el bordado, el ver esta explosión de colores me hizo replantearme y comenzar a bordar como nunca lo había imaginado.
Recuerdo que ahí comenzó todo.
Ya de vuelta en Chile, estudiando en la Universidad empecé a bordar libremente, para mí ya era algo familiar esto de bordar, pero lo comencé hacer con más libertad que mis queridas abuela y madre. Realizando, en retazos de tela, experimentos con diversos hilos. Así pasé la mayor parte del tiempo bordando y tomé un curso con Trini Guzman, quien me incentivó a liberarme aún más en cuanto a materiales y propuestas, me abrió un mundo y gracias a ella comencé a realizar mis propios talleres de bordado con el nombre de BORDADOBUM.
Justo por esos días el Museo Precolombino publicó un curso de bordado Tenango al que sin pensarlo dos veces me inscribí. (Recordando aquel viaje en donde inicie mi camino como bordadora). Así fue como me introduje en un mundo maravilloso, un espacio con mucha historia, detalles y pulcritudes. El Bordado Tenango me hizo escapar de mi zona de confort y me hizo darme cuenta que es posible mezclar lo intuitivo con la perfección. La exigencia de concentración y prolijidad me hicieron recordar aquellas tardes de bordado en mi niñez y al mismo tiempo vació de mi cabeza todas las ideas sobre combinaciones de color para enseñarme que los colores también se pueden mezclar de forma intuitiva y el resultado es sorprendente.
Esto fue hace 4 años atrás y desde ahí no he parado de hacer la puntada pata de gallo que me lleva a un estado de meditación perfecto para crear cojines, caminos de mesa, intervenciones en ropa, etc.
A través de los años he ido adquiriendo cada vez mejor la técnica del bordado Tenango repitiendo una infinidad de veces la puntada pata de gallo y tratando de dejar en cada obra un perfecto revés sin nudos ni hilos colgando, además desafiándome a mí misma a combinar colores sin pensar en que realmente combinen de la forma convencional. A veces realizo reinterpretaciones sin, en absoluto, perder las raíces de este y dejando muy claro que no podría nunca compararme con estas preciosas mujeres bordadoras quienes embellecen a diario las telas como una forma de subsistir y de contar la historia, su propia historia.
Hace un año y luego de haber leído, investigado y adquirido mayor experiencia en la puntada y bastantes bordados Tenango me atreví a dictar, además del bordado inicial y avanzado, el taller de Bordado Tenango, iniciándose con un cojín.
Fue un largo camino, pero parece que así son las cosas que realmente valen la pena. Esto es lo que realmente me gusta, me genera felicidad y a pesar de que ahora es más difícil de compatibilizar los tiempos por mis hijos, Pedro y Bruno, busco el tiempo de seguir y no abandonar, para que esta tradición bordadora no se pierda y a mis hijos alguna vez les haga sentido tal como me lo hizo a mí, ojalá fuera con el bordado pero sino en el tema o de la forma que ellos elijan.
Las invito a participar de los nuevos talleres que dictaré en Revesderecho el 1 y 6 de diciembre y les dejo acá los mejores datos si es que quieren iniciarse en el bordado Tenango:
mayo 28, 2022
Hola! me encanta este tipo de bordado. Como puedo tomar contacto con Alicia para tomar cursos con ella????
Soy de la región del Bio Bio, por lo que si los cursos son presenciales debo coordinar viaje a Santiago o bien si da clases on line.
Quedo atenta
Saludos
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Revesderecho
mayo 28, 2022
¡Hola Ivet! 😊 Te invitamos a ingresar a www.revesderecho.com en nuestra sección Talleres, donde puedes encontrar la disponibilidad y contactos de nuestr@s Partners para reservar tus clases🙌